jueves, 2 de febrero de 2012

Definición del tercer entorno


Esta lectura de corte psicoanalítico lacaniano plantea argumentos interesantes respecto a nuestra condición de hombres como entes deseantes, incompletos, en búsqueda de tan anhelada completud. 

Me parece interesante cómo el autor, siguiendo a Lacan,  plantea al deseo como factor del movimiento, tanto a nivel individual como social, de lo micro a lo macro.

En el texto se plantea que el deseo ha evolucionado desde la Phiysis o mundo material, circundante, hasta llegar a la Polis o contexto social y de este último a la Telépolis. Dicho entorno se explica como la serie de relaciones que ya no sólo son entre congéneres que están en cercanía temporo-espacial sino que se construyen en el imaginario y a través de la artificialidad de la que somos capaces los seres humanos.
 Dicha evolución de la que hablamos en el párrafo anterior no parte de la nada. El autor nos va trazando o bosquejando un recorrido ontogenético y filogenético de la humanidad, de la satisfacción de sus necesidades primarias y básicas en el primer entorno (mundo natural), las necesidades, digamos, secundarias en el segundo entorno o entorno social y cultural (creadas por los deseos sociales y para satisfacer anhelos sociales) y aquellas que son completamente artificiales, aquellas que pertenecen al tercer entorno o Telépolis. Estas últimas son todas aquellas que se producen a través de los vínculos que se crean a larga distancia mediante la televisión, las computadoras, los medios electrónicos, etc (implementos).

Asimismo, plantea que el cuerpo humano es nuestro principal vínculo  para conectarnos con los diferentes entornos. Es, pues, nuestra estructura topológica con la cual nos enlazamos a los diferentes entornos. Más específicamente, los sentidos perciben desde diferentes referentes: El olfato, la vista y el olfato se ponen en acción y perciben los estímulos exteriores; el tacto percibe directamente en contacto con los estímulos y el gusto percibe desde el interior.

De esos cinco sentidos, dentro del entorno de la Telépolis se hace un sobre-uso de la vista y el oído.
Se realiza en esta lectura un análisis complejo de las múltiples relaciones y consecuencias que se dan por las acciones de los hombres en un entorno u otro (o en todos a la vez). Se analiza cómo nuestra casi permanente estancia en el tercer entorno crea en cada uno de nosotros nuevos espacios de interacción virtual.

La pregunta que queda en el aire es ¿a dónde nos va a llevar nuestro sentido de incompletud, nuestros interminables deseos artificiales? ¿qué otros "mundos" posibles se vislumbran bajo la perspectiva dinámica y compleja de las cambiantes relaciones humanas- virtuales que actualmente nos conforman?

¿De qué sirve el profesor?

Este comentario ya lo había mandado al correo del profesor. Sin embargo, para compilar lo hecho hasta el momento durante el taller de  tics, lo subo ahora al blog.


La solución que propone Eco me parece adecuada. Los profesores estamos ante la compleja tarea de fungir como orientadores y mediadores de conocimientos que los educandos difícilmente pueden dimensionar en su totalidad.
Como dijera Savater en su libro El valor de educar, en esta época de avances informativos insospechados y en el que se puedes "saber" de todo de forma explicita, debemos comprender que todo se ve " a medias", con múltiples carencias en cuanto a los contenidos.
 Es decir, se sabe de todo pero no todo lo sabemos de manera integral. Miles de páginas de información acerca de un tema específico, si,  pero no todo lo que circula por Internet puede darse por certera, veraz o medianamente creíble.

En este mundo de infinidad de información debe haber alguien que oriente, puntualice, aclare sobre aquello que mas que ofrecer un aprendizaje  preciso y confiable, confunde y mal informa a los llamados neófitos. Ese puede ser el papel del profesor.

Además de lo anterior, no existe aprendizaje real sin el constructo social y, este, solo nos lo pueden dar las relaciones que mantenemos con nuestros congéneres.